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viernes, 21 de agosto de 2015

Se acaba la revolución






¿Qué nos pasó? Estoy seguro que cuando Chávez se alzó no tenía el dilema comunismo-capitalismo, sólo revolucionar la decencia y el trabajo liberador contra esos gobiernos y empresarios corruptos que, desde 1830, nos habían gobernado. Era antiimperialista por ser los gringos promotores y aprovechadores del bandidaje.
Tuvo un gran logró y cometió un grave error. Con la inclusión social, la de una gigantesca masa de desposeídos y olvidados, pasó a la historia. Creer que la inclusión, en si misma, traería solidaridad y compromiso colectivo, lo mató. El padre benevolente se impuso sobre el genio político. Confió, como buen cristiano, en el poder de la palabra.

Un juicio así no desconoce los enormes esfuerzos del Comandante en formar y educar. Ni echa las culpas del fracaso a esa enorme humanidad pobre que bajó de los cerros para seguirlo, o a los vegueros que desde el campo lo acompañaron. Fuimos nosotros, el funcionariato, los culpables. Nos superó la complejidad de la tarea. Las fuerzas del capitalismo a favor del individualismo son superiorísimas a la del colectivismo. Y reconstruir el Estado Tutelar es la estupidez obcecada.
                                            
Chávez lo sabía, leyó a Engels: Es posible un nuevo orden social en el que desaparecerán las actuales diferencias de clase y en el que (tal vez después de un breve período de transición, acompañado de ciertas privaciones, pero en todo caso muy provechoso moralmente), mediante el aprovechamiento y el desarrollo armónico y proporcional de las inmensas fuerzas productivas ya existentes de todos los individuos de la sociedad, con el deber general de trabajar

También leyó, ya enfermo, a Javier Biardeau: Para la construcción de un sujeto nacional-popular que luche por la emancipación, una de las claves es la recuperación y el afianzamiento de una cultura propia, diferenciada, reconstruyendo la identidad de los oprimidos, dando cuenta de la conformación histórica del Estado capitalista, y de las organizaciones jerarquizadas, concentradoras y centralizadas del poder…  JM Rodríguez

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