Los combustibles constituyen el contrabando más
importante, y no se hace a través de la frontera terrestre colombo-venezolana.
Ya hemos denunciado a la alta dirección de Pdvsa y al Alto Gobierno de ser
responsables y principales beneficiarios de este contrabando.
Ciento veinte mil barriles diarios no pasan a
Colombia en pimpinas y camiones pequeños, medianos ni grandes; son realmente
trasvasados desde las plantas de Pdvsa a cargueros petroleros sin ser
contabilizados como venta de la empresa ni los dólares correspondientes
ingresados en la caja de la petrolera venezolana (ver caso buque Negra
Hipólita).
Solo así se pueden ir más de 190 millones de litros
de combustibles diarios, mientras 6 mil pimpineros venden solo unos 40 millones
de litros mensuales (aporrea.org/energia/n276972.html).
Este contrabando de cuello blanco no se modifica
con el cierre de la frontera terrestre colombo-venezolana en Táchira, pues por
allí solo se va 0,7 por ciento del contrabando total de combustibles.
La Operación para la Liberación del Pueblo (OLP)
tampoco surte efecto en esta criminal extracción ilegal de recursos nacionales,
pues sus autores en Pdvsa y en el Gobierno están muy bien protegidos y no son
pueblo que requiera ninguna liberación; en todo caso, son los opresores de
quienes el pueblo tiene que liberarse.
Acabar con este contrabando de extracción de
combustibles, y no solo con el contrabando marginal de los pimpineros,
significaría para el país la recuperación de 17 mil 520 millones de dólares al
año, cifra significativa en la crisis actual (cálculos efectuados a $40 el
barril).
Si bien es verdad que el Gobierno colombiano se ha
hecho el loco con el contrabando de combustibles y de alimentos y otros bienes,
pues el mismo favorece a sus nacionales y los ayuda a parapetear sus
necesidades, el reclamo venezolano tiene la gran debilidad dada por la
complicidad de la Guardia Nacional en el mismo.
Pero las dos debilidades mayores residen en el
manejo por altos funcionarios del gran contrabando de combustibles ya
mencionado y el uso demagógico, politiquero y electoralista de las acciones de
cierre de la frontera y extensión a la misma de la OLP. El Gobierno no es nada
serio en la defensa de los intereses nacionales.
Luis Fuenmayor Toro
@LFuenmayorToro
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