El 23 de agosto del año 1964, la
recién abierta instalación del parque La Llovizna fue el lugar donde más de 50
educadores perdieron la vida al caerse
uno de los puentes colgantes por la misma imprudencia de los maestros que
desoyeron los consejos de evitar pasar en grupos grandes por el puente. Una tragedia ocurrida hace 51 años que hace
impide abrir al público uno de los parques más bellos de Venezuela y el mundo.
En dicho accidente, nunca se supo con
exactitud la cantidad de víctimas y uno de los maestros que estuvo a punto de pasar por el
puente fue precisamente el ilustre
venezolano bautizado como el Maestro de los Maestros, Luis Beltrán Prieto
Figueroa. El 23 de agosto de 1964 no
pareciera ser una fecha particular. Para los maestros que vendrían a Guayana
desde distintas partes del país con el propósito de participar en la XIX
Convención de Maestros tampoco tendría por qué serlo.
El teatro SIDOR abriría sus puertas a comitivas
de varios estados del país que se avocarían al llamado.Desde la Federación
Nacional de Maestros se esperaba con entusiasmo la reunión. Había un recién
electo presidente, adeco y guayanés, Raúl Leoni. El presidente del Congreso
Nacional era Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien también participaría en la
cita.
La convención tendría el
propósito de hacer cambios sustanciales en el sistema educativo venezolano.
Aquellos que vinieran desde lejos tendrían un propósito más aparte de una
simple intervención en el evento: conocer Guayana.
El acto termina y en la mente de
las personas – la mayoría maestros – se encontraban latentes las palabras de
aquellos que conocían Guayana y sus maravillas de leyenda. Desde la Siderúrgica
del Orinoco salieron los autobuses. El señor Echeverría se montaría en el
primero. Se suponía que era el de la delegación de Guárico, pero siempre hay
espacio para uno más.
Cuando llega el primer
contingente de personas, Echeverría los ordena y los pasa por el primer puente,
divididos en dos grupos. Cuando está pasando el segundo llega el otro autobús
sin control alguno. De esa unidad se bajan instantáneamente algunas personas
que sin pensarlo fueron directamente al puente colgante de madera. La
estructura estaba conformada por tablones de madera gruesa y guayas de acero
que se expandían por los siete metros de largo más el metro y medio de ancho
que tendría.
Se enredaron en el proceso de
entrada y salida. Algunos quisieron o creyeron que podían quedarse mirando
hacia abajo el agua que crujía a una velocidad admirable. Otros que querían
pasar rápido por el vértigo, no podían moverse. A algunos les pareció gracioso
saltar para asustar a las que gritaban en desconcierto.
El puente se rompió en segundos,
mientras atónitos Gustavo Echeverría, el bombero, y Leopoldo Villalobos,
cronista de la ciudad, entre otros, miraban el estruendo y la caída.
Mendoza conocía las angosturas y
señales de su parque. No pensó dos veces en lanzarse para ayudar a los que
estaban del otro lado y que en medio del pánico apenas si se atrevían mover.
El proceso de rescate duró dos
días más. Habían hecho el intento de improvisar un helipuerto usando machetes y
hachas para cortar los árboles, pero fue un esfuerzo inútil. Pudieron salir
pasando veloces por donde mismo llegaron, lanzándose por un arnés y tocando el
agua briosa con las nalgas. Para cuando Echeverría logró salir de la isla, se vio
interceptado por agentes de la Policía Técnica Judicial (PTJ) enviados por el
Congreso Nacional para saber qué fue lo que pasó.
En medio del interrogatorio, en
medio de los “no sé” del bombero que se veía como un chivo expiatorio,
recordando las palabras de Ravard, quien se aproximó a él momentos antes para
decirle que no dijera nada, el comentario de uno de los presentes definiría la
historia: “Hubiera sido mejor que se cayeran unos indígenas, en vez de esta
cuerda de adecos…”.
Años atrás podíamos ver una placa
grande, apostada en una piedra gigantesca, con una inscripción que decía así:
“Los maestros caídos en el Caroní son cuota de vida pagada al progreso de
Venezuela”. Un día la bajaron para hacerle mantenimiento por el mal estado en
el que se encontraba, y desaparecería sin dejar rastro. Ahora la historia de
los maestros caídos en el Caroní pareciera un cuento lejano, una reflexión
postrada en espera de un reconocimiento o una sencilla palabra de aliento. Solo
quedó latente el recuerdo de un puente colgante de madera en una ciudad nacida
al calor del hierro. (Agencias)
Los colegios "Prof Gonzalo Mendez" I y II le deben su nombre a uno de esos maestros caidos.
ResponderEliminarde repente la placa la vendieron a alguna recuperadora
ResponderEliminarRecuerdo esa tragedia, Yo estudiaba 4to grado en La Escuela Granja Dr. Eusebio Baptista en Los Pantanos, Bocono Estado Trujillo. Fueron varios los docentes que murieron es esa tragedia que enluto a muchos hogares venezolanos.
ResponderEliminary yo estudiaba en el Instituto Fortunato IOrellana (CVN) recuerdo muy bien
ResponderEliminarGonzalo Mëndez era mi profesor de Inglés I y lo iba a ser de Inglés II, de la primera promoción de licenciados en Letras de UCABET.
ResponderEliminarla escuela basica jose luis guzmán tambien es en honor a uno de , los maestros caidos
ResponderEliminarMi nombre es Noel Duque y estuve presente en esa tragedia cuando era tan solo un niño de 7 años. Mi madre fue una de las maestras que murió en ese siniestro y trágico día, se llamaba Josefa Molina de Duque era una mujer admirable, apuesta, muy inteligente, dedicada a su profesión, activa, era el pilar de nuestra familia y una madre consumada, quien a los 33 años de edad partió de esta tierra dejando 5 hijos, de los cuales yo soy el mayor de los hermanos. Lo que describe el artículo, ha traído a mi memoria ese fatídico día y otros recuerdos de vida. Además, de los eventos que a partir de ese día comenzaron a cambiar para siempre mi vida, la de mis hermanos y la toda nuestra familia. Lo que ocurrió ese día fue una total demostración de falta de programación, desorden, “0” mantenimiento, falta de sentido común, brutalidad e imprudencia humana… Todavía recuerdo a unos dos hombres jugando y asustando a las mujeres del grupo que gritaban de pánico mientras mecían de un lado a otro ese viejo y frágil puente hasta que lo rompieron. Mi padre (Isabelino Duque) y yo nos salvamos por la gracia de Dios, ya que cuando hacíamos la línea para cruzar el puente junto a mi madre yo me indispuse y mi padre tuvo que llevarme al baño de inmediato. Mi madre se quedó haciendo la línea para pasar al otro; y nos dijo que nos esperaría del otro lado en el autobús. Sé que ella esta con nuestro Señor disfrutando de la promesa de la vida eterna… Que Dios siga bendiciendo a todos esos huérfanos y familiares que perdieron a sus padres y seres queridos en El Salto de Llovizna.
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EliminarMe has conmovido con tu comentario estoy segura que tu madre aun te espera en ese bus llamado cielo.... Lo importante es aprender de las cosas inesperada que nos ocurren en la vida ... Te apoyo totalmente que en este país a casi nada se le hace un mantenimiento de primera! Ejemplo: la represa macagua que no es la sombra de lo que fue... Y así podríamos hacer un reportaje de todas las obras que estan descuidadas en nuestro país
EliminarSaludo señor Noel me gustaria contactarlo para una entrevista mi correo
Eliminariotero1@gmail.com
ufff que duro de verdad!!!
Eliminartremendo también el tema de la seguridad dónde quedaría esa placa que recuerda tal fatídico día...en que manos habrían reposado,será hampa común que se los quitaria al personal de mantenimiento o a lo mejor reposa en otro lugar por intereses particulares o el material que está elaborada la placa es de sumo valor y ya fue procesado sin saber que el valor está en lo escrito y el tiempo que cada vez dia que pasa eleva su incalculable fortuna.debería recuperarse es historia de guayana y colocar donde estaba.
ResponderEliminarSiempre es bueno conocer parte de nuestra historia de personas que la vivieron tan cerca, la ultima vez que vi esa placa fue en las ruinas del caroni, hace mas de 8 años, en una misa que realizaron la iglesia católica, para recuperara esas estructuras, pero realmente desconozco si aun continúa allí. Nunca entendi, si la habían quitado del parque para reestructurarla, xq la llevaron hasta las ruinas del caroní, un lugar tan lejos y solitario.!!
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