¿Cómo se mide el deseo sexual? Si
uno es un laboratorio farmacéutico que trata de obtener la aprobación de un
medicamento para mejorar la libido femenina, dos preguntas en un cuestionario
médico podrían ser suficientes. Esas preguntas fueron cruciales para Sprout
Pharmaceuticals, que el viernes recibióla aprobación de Addyi, la primera
píldora para mujeres que padecen falta de apetito sexual.
Sin embargo, la historia y el
desarrollo de ese cuestionario —financiado por los laboratorios— pone de
manifiesto la estrechez de la relación entre el campo de la medicina sexual y
la industria farmacéutica. Además, da peso a los argumentos de que la libido
baja es un problema sexual más —como la impotencia o la baja producción de
testosterona— que los laboratorios transforman en un padecimiento médico.
"Crear un diagnóstico le
otorga a una compañía el monopolio del mercado que ha creado", dijo la
doctora Adriane Fugh-Berman, de la Universidad de Georgetown, quien organizó
una petición para solicitarle a la Administración de Alimentos y Medicamentos
(FDA por sus siglas en inglés) que rechace Addyi.
El cuestionario que ayudó a
obtener la autorización para Addyi se llama el Índice de Función Sexual
Femenina, un formulario de 19 preguntas sobre problemas sexuales de la mujer
tales como dolor, orgasmo, excitación y deseo. Solo dos preguntas se refieren
concretamente al deseo: piden a las mujeres que juzguen el nivel y la
frecuencia de su libido el mes anterior.
Los laboratorios Bayer y Zonagen
pagaron la elaboración del cuestionario en 2000, cuando ensayaban drogas para
los trastornos sexuales femeninos. Contrataron un panel de especialistas para
diseñar el cuestionario con la intención de ayudar a los médicos a definir y
diagnosticar los trastornos sexuales.
Aunque parezca extraño basar un
diagnóstico en las respuestas del propio paciente, los investigadores dicen que
no hay otra manera de hacerlo.
"No existe un proceso
bioquímico que se pueda medir para decir que 'esta mujer tiene tal cantidad de
deseo', por eso tiene que ser algún tipo de evaluación subjetiva", dijo
Ray Rosen, el psiquiatra que presidió el panel del IFSF. En la década de 1990,
Rosen colaboró con Pfizer para elaborar un formulario de cinco preguntas que
permitiera diagnosticar la disfunción eréctil masculina. Atribuye a ese
cuestionario sencillo el éxito fenomenal de la Viagra de Pfizer.
Sin embargo, la disfunción
eréctil es relativamente fácil de medir y observar, mientras que el trastorno
de deseo femenino solo se puede estudiar mediante herramientas y métodos
psicológicos.
Ahora ese formulario es de uso
generalizado y se lo ha citado en cientos de estudios de salud sexual femenina,
pero durante años no pudo obtener el apoyo de un grupo crucial: la FDA. (Agencias)
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