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jueves, 10 de septiembre de 2015

Inseguridad y escasez afectan horarios de servicios




Como una ciudad de ritmo vertiginoso, donde sus habitantes se han acostumbrado a vivir a contrarreloj y la noche indica que es hora de regresar los más pronto a casa, es como describen los caraqueños a la capital del país; una urbe que luce desolada después de las 6:00 p.m., donde las farmacias, centros comerciales, panaderías, parques e iglesias empiezan a cerrar sus puertas. Los horarios de los servicios están restringidos por el flagelo de la inseguridad.

Para Marisol Belisario, vecina de Las Acacias, existe un problema mayor al de la ausencia de lugares para el encuentro y es precisamente la poca cantidad de farmacias que prestan servicios de turno. "En ocasiones he tenido que salir a la calle de noche para comprar algún antipirético a mi niño de cuatro años y me ha costado conseguir una farmacia abierta", cuenta angustiada.

La portavoz de la comunidad, señala que de siete farmacias que hay en la zona, solo una trabaja las 24 horas. Se trata de un servicio que ha ido en detrimento, al cual se le suman otros factores como la falta de personal y más grave aún, la poca oferta de medicamentos.

El presidente de Federación Farmacéutica de Venezuela, Freddy Ceballos, precisa que la escasez de fármacos asciende a 70% y señala que los más afectados son quienes padecen de hipertensión, asma, circulación o requieren psicotrópicos.

A pesar de la falta de inventario, Ceballos expone que las 5.700 farmacias que existen en el país hacen lo posible por cumplir sus funciones. "Antes una farmacia estaba abierta hasta las 9:00 p.m., ahora trabajan tras las rejas", agrega. Asegura que el Gobierno acumula una deuda de 3,5 millardos de dólares con el sector, lo que ha obligado a los distribuidores a controlar el flujo en la entrega de medicamentos.

Toque de queda

La coyuntura, relata la comerciante María Isabel Castro, ha configurado el panorama que se observa en el bulevar de Sabana Grande, donde los comerciantes se han tenido que reducir sus jornadas en casi dos horas. "A las 6:30 de la tarde todas las santamarías están abajo. Anteriormente muchos locales cerraban a las 7:30 u 8:00p.m.", comenta.

Pedro Jiménez, presidente de la Unión de Conductores del Suroeste, que agrupa a 42 líneas y unas 10 mil unidades, indicó que el gremio tuvo que eliminar las guardias de media noche. "Los ataques del hampa nos han obligado a culminar temprano. A las 6:00 p.m. los transportistas ya están guardando las unidades, y quienes hacen guardia lo hacen bajo su responsabilidad hasta las 7:30 p.m.", relató.

En la parroquia El Valle, feligreses aseguran que han tenido que adelantar las misas dos horas de lo previsto. "Lo hacemos para evitar exponernos", dice Flor Antonia Viloria.

El director de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Caracas, Víctor Maldonado, apunta que no tiene sentido mantener un horario extendido en una ciudad que enfrenta una crisis de seguridad ciudadana y una pérdida de mercado, dos factores que han restringido la vida nocturna. 

Sostiene que la tendencia al cierre temprano es una situación generalizada en los cinco municipios. "Los comercios no tienen qué ofrecer y no pueden garantizar la seguridad", dijo. (Con información de El Nacional)

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